martes, 15 de marzo de 2011

Las vergüenzas de Occidente

EL PORQUÉ DE LA POBREZA Y EL HAMBRE EN LOS PAÍSES DEL SUR
Los motivos de la situación de desamparo en que se encuentran los países del Sur, tienen fundamentalmente una naturaleza política, económica, estructural y social.
Se refuerzan por la incompetencia política y por la ineptitud de los poderes públicos a la hora de tomar medidas, en especial afecta a la explotación de los recursos locales por parte de los países del Norte.
Las causas del subdesarrollo tienen un origen tanto interno como externo. Los países del Sur cuentan con un desarrollo industrial escaso o inexistente y, a menudo depende de los países del Norte, lo que puede entenderse como explotación, dado que los países desarrollados se aprovechan de la precariedad, empleando una mano de obra barata en dichas industrias.
Por otro lado, en el interior de los países, se da una situación en que una minoría posee grandes recursos económicos y controla así al resto de la población (esto es más común de Latinoamérica), controlando los negocios, accediendo a cargos políticos y siendo dueños de un gran número de tierras.

De otro lado, accederemos a detallar todas las causas externas que han originado la pobreza en los países del Sur. Obviamente, no se trata tan sólo de un problema actual, es decir, la causa inicial tiene sus antecedentes en la
historia de las colonizaciones, que han ejercido las grandes potencias sobre estos países, es un proceso que alcanzó su cumbre durante el siglo XVI, con la conquista de América y culmina en el siglo XIX con la Revolución Industrial; desde este momento, las potencias Europeas tienen el dominio de la mayoría del mundo. Las colonias Europeas importaban las materias primas que necesitaban para solventar sus industrias, por lo que el sistema económico es desigual. Al lograr las colonias su autonomía, conservaron la dependencia económica, financiera, industrial y tecnológica de sus antiguas metrópolis y de otros países más ricos, por lo que su desarrollo, no logró alcanzar una igualdad con las potencias.

Las instituciones financieras internacionales ofrecieron ayudas, a modo de préstamos a las industrias de estos países, de modo que pudieran mejorar sus estructuras productivas; sin embargo, los intereses económicos de dichos préstamos, eran muy elevados, por lo que un elevado número de Estados, contrajo una gran
deuda externa, a la que tienen que destinar gran parte de sus ingresos, dificultando así sus posibilidades de desarrollo. Se ven atados de pies y manos, puesto que si no solventan dicha deuda, se verán excluidos de recibir futuros préstamos y, por tanto del monopolio económico mundial.
En 1996, se crea una iniciativa llamada Países Pobres muy Endeudados, con el fin de liberar parte de la deuda de los países más pobres. Viene impulsada por parte del Banco Mundial y el FMI.

Los países pobres tienen difícil o inaccesible el acceso a las tecnologías, a penas saben manejarla dado que carecen de ella y no tienen medios para adquirirla de los países en desarrollo, lo que supone una desventaja en el mercado mundial, puesto que no tienen un comercio interesante para la sociedad posmoderna,
dependiendo tecnológicamente de los países desarrollados. El desarrollo tecnológico ha ocasionado que la producción de estos países se quede anticuada, rediciendo así sus exportaciones y, por tanto, su avance económico. Algunos de los productos que antes se extraían de estos países, originando así caudal económico, han sido sustituidos por otros, como por ejemplo en el caso del caucho, que ha sido sustituido por productos sintéticos o el cobre, que ha sido sustituido por la fibra óptica.

Otra causa es el
elevado crecimiento demográfico de estos países, puesto que la natalidad se mantiene notablemente alta en la mayoría de ellos, al no tener accesos a medios para prevenirla o desconocimiento sobre los mismos; a su vez, la mortalidad se ha reducido. Sin embargo, el crecimiento económico continúa estancado y, por tanto los alimentos y los medios de subsistencia son insuficientes para satisfacer las necesidades de la población, lo que impide que se desarrollen de un modo saludable.
La educación y la sanidad son notoriamente deficientes. Esto produce un círculo vicioso, empezando por la educación, el no tener acceso a ella produce desconocimiento a la hora de prevenir las enfermedades, por lo que estas aumentan y no hay recursos sanitarios suficientes para enfrentarlas. Las enfermedades y las hambrunas provocan grandes necesidades sanitarias a corto plazo y tienen un fuerte impacto a largo plazo. Los adultos, por cuestiones graves de salud, se ven incapacitados para continuar realizando sus trabajos, de modo que la puerta de entrada de sus ingresos familiares, se cierra. Los niños, por carencia de salud no pueden rendir eficazmente en lo relativo a su educación, de modo que su falta de formación les frena el acceso a un trabajo que les proporcione, en el futuro, mayores ingresos.

Muchos de los países subdesarrollados sufren un bloqueo de sus exportaciones, a manos de los países ricos, que protegen su producción a base de subvenciones a sus agricultores, por lo que han de rebajar sus precios en el mercado mundial, obteniendo, de nuevo, menores ingresos, de modo que
los intercambios comerciales son desiguales. Estos países encuentran, por tanto, barreras a sus exportaciones de textiles, bebidas, alimentos procesados y otros productos que, de otro modo, serían competentes en el mercado.
No conforme con ello, los países desarrollados, ejercen una presión sobre los países pobres para que supriman los impuestos sobre las exportaciones occidentales, en especial en productos manufacturados. La entrada de dichas manufacturas, dificulta el desarrollo de una industria propia.
Muchos de los productos que Occidente consume del Sur, son pagados con armas de la antigua unión soviética, lo que tan sólo contribuye a solventar las guerras y estancar el avance económico.

Los
conflictos armados, que, por lo general, son mantenidos por los propios gobiernos, suponen la degradación y devastación de dichos países. La guerra genera la pérdida de muchas vidas jóvenes, por lo que estas naciones se quedan sin una mano de obra que pueda ser innovadora, que es necesaria para su futura renovación y desarrollo. Durante los períodos de guerras, se dan preocupantes cifras de muertes, además de las pérdidas económicas que sustentar una guerra suponen.

Dada la falta de medios para la educación y el desarrollo, se da una política inestable con un marco legal vagamente definido, lo que permite a los gobiernos
la corrupción y, la desconfianza que ello genera, frena las decisiones de sus inversores.

En conclusión, estos países muestras grandes dificultades en su funcionamiento interno, sin embargo, la causa de ello, viene, en su mayoría impulsada por antecedentes históricos de los países desarrollados. Hoy en día los países desarrollados se nutren a causa de la inestabilidad en los países pobres, por lo que el progreso de estos, no interesa a los Estados Occidentales y es por ello que continúan frenando el crecimiento de estos. Probablemente, el poder de frenar los intereses de nuestros Estados, está en el pueblo, sin embargo, hasta el momento, el pueblo también tiene interés en vivir cómodamente, por lo que su contribución al progreso, es muy dudosa.
Los países pobres dependen, aún en muchos aspectos de los países desarrollados, lo que condiciona su autonomía y, a su vez, nuestra riqueza depende del subdesarrollo de dichos países; situación que se convierte en un círculo cerrado, en que, los intereses, fundamentalmente de los gobiernos, están cubiertos. La globalización se expande con la idea de homogeneizar al mundo, con el fin de lograr unas condiciones igualitarias para toda la población mundial, en cambio, es un concepto un tanto utópico, el camino para ellos tiene un gran trecho y aún dista de la realidad. 

martes, 8 de marzo de 2011

Dualidades

Últimamente me he venido planteando cómo puede variar nuestra vida en función de las pequeñas decisiones que vamos tomando o esquivando. Cada decisión que tomamos viene guiada por una inmensidad de dualidades que nos llevan a elegir precisamente esa opción. Quiero expandirme en explicar esto a través de varios ejemplos físicos y metacogniciones propias.

La dualidad que más polémica genera en mí, es aquella relacionada con lo egoísta y lo solidario, es decir, con la acción social. El motivo es haber descubierto que lo egoísta y lo solidario, por antagónico que parezca, es un mismo concepto, son dos términos que van estrechamente unidos dado que al ser antónimos puros, al encontrarse situados en dos extremos totalmente opuestos, terminan por ser inherentes el uno al otro. Para explicar esta conclusión, comentaré, desde mi introspección, que el acto solidario en sí, es egoísta, puesto que la solidaridad nos lleva a tener la conciencia libre de cargas morales. No realizaríamos actos solidarios si no nos mordiera la conciencia ver la desgracia ajena, sin embargo, como el dolor del otro nos afecta, actuamos para combatirlo y así liberar nuestra propia conciencia. Por otro lado, la persona que se caracteriza por el egoísmo más puro, es la que llega lejos en la vida, la que actúa con la intención de conseguir exclusivamente sus fines con la frialdad más absoluta, es la que alcanza la esfera alta y, por tanto, genera ambición en los demás, dinámica, competitividad, en definitiva, movimientos que generan el verdadero movimiento. Sin pensar en nadie, más que en sí misma, está contribuyendo a que todo avance. Algunos, se mueven en querer combatir a este tipo de personas, otros les admiran y quieren ser como ellos y otros, desde su indiferencia, son beneficiados, sin enterarse, por toda esta energía, por todo este movimiento que ha invadido a los demás, sin concebirlo, estas personas están generando acción social.
Para explicar mejor este peculiar argumento, voy a exponer dos ejemplos que están al alcance de los ojos de cualquier persona.
El primero, trata sobre el acto solidario. Digamos que un misionero, acude a África por contribuir en paliar las desgracias sucedidas en este rincón del mundo. Bien, se encuentra en occidente, y de pronto, una llamada de su conciencia le impulsa querer acabar con la cruenta realidad, el acto propiamente egoísta de querer vivir mejor consigo mismo, al fin y al cabo.
El segundo caso, referente a las personas egoístas, es por ejemplo, el empresario trepa, que sube a lo más alto y se hace con una gran empresa, generando puestos de trabajo, subiendo la economía de su país y generando personas que quieren escalar más alto. De algún modo, este señor (que no se asemeja en absoluto a un ente de mi agrado), se permite el lujo de callar su conciencia, porque mientras trepa y se pega una vida a todo trapo, mantiene, en su puesto de trabajo a muchísimas personas.

A continuación, a través de un ejemplo que observé el otro día, voy a mostrar cómo una actuación absolutamente simple en sí misma, está plagada de múltiples dualidades. Estaba saliendo con mi coche de una rotonda, de pronto oí un claxon y me puse a mirar por el retrovisor. Dos coches habían estado a punto de colisionar al pretender salir a la vez. Estas pequeñas observaciones, me producen gran curiosidad, de modo que les estuve observando un rato más por el espejo retrovisor. El coche que se quedó más atrás, pegó un acelerón para aproximarse a la parte trasera del de delante y, al hacerlo, comenzaron a hacerse gestos obscenos. En fin, en sí el ejemplo, no parece gran cosa, pero fue el detonante de que esté hoy escribiendo esto. Por un lado, se me pasó por la cabeza el grado de crispación que tiene la gente, realmente, ¿no es absurdo que tengamos esa necesidad de dar tanta importancia a las cosas negativas, por nimias que sean?. De otra parte, pensé, que en este mundo que avanza a pasos agigantados, es lógico que las personas sean tan fácilmente irritables (hasta aquí van dos dualidades. De modo, que para comprender un poco esta forma que de respuesta que habían tomado los ocupantes de los coches, pensé que, si tal vez no se hubieran puesto a señalar a un extraño como el culpable de todos sus males diarios, habrían terminado pagándolo con las personas que les rodean. Todas estas conclusiones, parecen absurdas y parecen no llevar a ninguna parte, pero a lo que quiero ir es a cómo una decisión simple, nos puede cambiar el día o, lo que es más, la vida. La mayoría de las veces, los cabreos son irracionales y, aunque no queramos aceptarlo, suelen venir de un cúmulo de cosas, suelen producirse en nuestro interior. Si estas personas no hubieran buscado como culpable a un extraño, habrían terminado pagándolo con sus seres más cercanos, porque es así: Un día estallamos y da igual quien tengamos delante, el problema es que a ese alguien no le da tan igual y podemos cargarnos cosas por el simple hecho de haber actuado en torno a nuestras pasiones. Pero eligieron a un extraño y, quizás, unas horas más tarde, estas personas compartirían con los suyos un “fíjate lo que me ha pasado hoy con un cretino” en el lugar de un “a qué cojones viene...”.
Y esto vienen siendo las dualidades, porque cada respuesta que damos puede haber pasador por un millar de posibilidades y, sin embargo, por alguna extraña razón, escogemos tan solo una para ver la luz. Y sin embargo, una sola respuesta puede darle la vuelta a todo, a lo que somos, a cómo vivimos, a cómo nos comportamos, a lo que sentimos.
Yo, por mi parte, como humana ambivalente que soy, disfruto enredándome en cada decisión, no me gusta tomar decisiones premeditadas, y sé cuántos quebraderos de cabeza me trae todo esto.... pero también sé que mi conciencia (egoístamente, jeje) está libre de culpas, porque todas las decisiones que he tomado han requerido un profundísimo análisis.

En fin, con estas paranoias nocturnas, me gustaría invitaros a la reflexión, por que a veces perdemos demasiado tiempo en preguntarnos ¿por qué esto y no lo otro? ¿La respuesta? Dualidades, pura y simplemente... La vida sería asquerosamente aburrida si todo se basase en una sola premisa, así que disfrutemos de cada momentito, de cada ambivalencia y de cada decisión que, después de todo sin todo ello, habríamos atrofiado el poder de pensar y decidir.

... Podría expandirme mucho más pero lo dual se convierte en infinito, así que, por hoy, voy a elegir terminar.

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